The naked truth?

— ¿Vamos a comenzar con ello? — sintió un punzón en el pecho, no quería enfadarse con él y mucho menos cuando el motivo de su reclamo era que él se estaba poniendo en peligro innecesario — No estamos a mano, esto no es un "A ver quién salta más lejos" Oliver — Dejó que le tomara la mano y se estremeció un poco al sentir sus labios contra su piel, odiaba poder ceder tan rápidamente pero de igual forma eso no funcionaría con ella, quería dejar las cosas claras antes de que se saliera de sus manos. Escuchó atentamente y molesta zafó su mano — ¡Increíble! — exclamó de forma irónica — No sé cómo puedes comparar de que yo ayudara a mi jefe a que tú te diviertas golpeando personas sin sentido alguno ¿Necesitas dinero a caso? ¿Una reputación que cuidar? Esto es demasiado para mi— se pegó más a la puerta del coche, alejándose del asiento del conductor lo más que podía.

Odiaba estar en esa situación, todo lo que había pasado, todo lo que habían hecho el uno con el otro para llegar a donde estaban y parecía como si no se conocieran en aquél momento, como si fuesen un par de extraños en el mismo automóvil — No sé realmente qué intentas hacer.. — relamió sus labios — Es mi jefe, sinceramente no sé cómo puedo evitar acercarme a él y me resulta realmente egoísta de tu parte que te enfades conmigo por el simple hecho de querer ayudar a otra persona, no todos tenemos el corazón tan fuerte como tú — giró su vista a la ventana y se dedicó a ver la calle, sin prestar demasiada atención, simplemente buscando una excusa para no tener que voltearse a verle el rostro.

"A ver quién salta más lejos" ¿en serio? Apreté la mandíbula para contener las palabras querían salir de mis labios. En parte no estaba de humor para pelear con ella, veníamos demasiado bien desde que finalmente decidimos dejar de lado las jugarretas y parar de fingir que no notábamos la creciente tensión que no hacía más que crecer desquiciándonos a ambos, realmente no quería arruinarlo pero al mismo tiempo no estaba de acuerdo con ella, quería y necesitaba sacarla de su estúpido error. Suspiré, mis dedos tamborileaban sobre el volante del coche acompañando mi estado pensativo, y cedí, porque eso era lo que hacía con ella, cedía con gusto. Lo que no esperaba era la forma en que reaccionó, ¿quién entendía a las mujeres? Allí yo, siendo sincero con ella, en parte al menos; me gustaba pelear y sí,  siempre eran consentidas, con como única excepción lo de anoche. Apreté con más fuerza el volante, dejando que la brutalidad que podría colarse por mi voz se colara por ese medio y luego de unos segundos hablé – Puedo – afirmé con frialdad – Te molesta que pelee tanto como a mi molesta que le des atención a Alex.

Intentaba protegerla, podría explicarle de forma clara y simple como terminaban las chicas como ella si le daban oportunidades a tipos como su jefe, sin embargo me guardaba aquel cuadro para mí mismo para una vez más protegerla, aunque algo me decía que tendría que comenzar a dejar de hacerlo de modo a que se diera golpes ella misma y por más que me jodiera que se lastimara no me quedaría de otra a este ritmo. La dejé hablar, sin despegar mi vista de la ruta, aceleré la marcha porque de pronto estar en el automóvil juntos se sentía casi como los primeros días en que moría por tocarla sin poder hacerlo – No te estoy hablando de que lo evites del todo – la miré por unos segundos, con intensidad y severidad directo a esos ojos que tanto amaba - ¿era necesario que fueras justamente tú la que le curase las heridas? ¿ninguna de tus compañeras podía hacerlo? – y entonces hice algo que no debí hacer pero como estaba enfadadísimo con ella, conmigo mismo por haberle dado a Alex tremenda oportunidad, teniendo esa necesidad de lastimarla porque simplemente soy un idiota de escala mundial, solté un: - Comienzo a creer que te gusta que él te preste atención de la forma en que lo hace – me relamí los labios  - ya sabes, eso no es normal, su actitud contigo, capaz ya extrañas ser el centro de atención y que ande acosándote – me encogí de hombros, aceleré más, estaba demasiado molesto para seguir con ella allí. Lo malo de ponerme en ese plan, era que terminaría por creerlo.