I KNOW -JinYoungxDongMin

Estaba cansado como nunca. Sus piernas dolían, al igual que su espalda y el antebrazo (ese último lo había quemado accidentalmente con una taza llena de leche hirviendo y ahora estaba completamente vendado), pero nada de eso le importaba, porque, aún pese a eso, Dong Min estaba de un humor maravilloso. Había salido temprano del trabajo con una sonrisa en los labios - dejando encargado a Haru con uno de sus compañeros - y había ido directo al centro comercial para comprar comida y un costal de comida para gatos. Después de eso se había encaminado a casa de Jin Young con la esperanza de finalmente poder pasar algo de tiempo con él. La agitada vida que el mayor llevaba siendo un idol no les permitía verse tanto como quisieran, por lo que Dong Min solía sacarle el máximo provecho hasta el último segundo.

No había tardado mucho en llegar a su destino, aunque sí se vio obligado a rodear unas cuantas sasaeng que prácticamente acampaban afuera de la residencia de todos los idols. Subió hasta el piso en el que se encontraba la casa de Jin Young y, equilibrando las bolsas de comida y el costal de comida para gato en la misma mano, Dong Min consiguió - apenas - marcar el código y entrar finalmente al apartamento; hacía mucho tiempo que se había acostumbrado a entrar como si estuviera en su propia casa, a esas alturas ya no tenía problema con ponerse cómodo.

Mientras se quitaba los zapatos y los acomodaba en la entrada, el pequeño gato - Crookshanks - se acercó a él y se restregó contra su pierna — Hola… Cuanto tiempo sin verte — murmuró mientras, como fue capaz, se agachaba un poco para poner acariciar entre las orejas del minino. — Vamos a la cocina — le dijo mientras entraba de lleno al apartamento y miraba a su alrededor. La habitación estaba a obscuras y no había señal de su novio. — ¿Dónde está Jin Young? — preguntó tontamente al gato. Ese siempre era su problema con los animales, tendía a humanizarlos y acababa tratandolos como personas; no es que eso le preocupara, pero aún así de vez en vez se encontraba sintiéndose avergonzado consigo mismo por tales actitudes.

Colocó la comida en la encimera de la cocina, se quitó el abrigo (quedando con una camiseta blanca de manga larga - quería esconder su herida a toda costa-) encendió las luces y abrió el costal de comida para gato, rellenando el plato de Crookshanks y acuclillandose frente a él cuando se acercó a comer. Lo miró por unos instantes, esperando que por algún acto divino el dueño de la casa apareciera y le diera la bienvenida como se debía. Sobra decir que eso no pasó. Con un silencioso suspiro, Dong Min se puso de pie y avanzó hasta la sala — ¿Jin Young? — preguntó en voz alta. Se quedó parado ahí esperando respuesta. No podía haberlo plantado, ¿verdad?

— ¡¿PERO QUÉ MIERDA ESTÁS HACIENDO?! — gritó a su pantalla central — ¡Vamos, ve y mete la pata! — el dedo índice de su mano derecha apretaba repetidas veces el mismo punto en el mapa, parecía que el jungla de su equipo no sabía en lo absoluto como manejar a su campeón y estaba logrando sacar de quicio al tecladista de Mist — Hazle un favor a la humanidad y desinstala el LoL —  leyó en voz alta lo mismo que escribía en el chat grupal; eso precisamente le pasaba por jugar con su nueva cuenta en un día en el que su humor no iba del todo bien.

Después de unos muy jodidamente largos y estresantes cuarenta minutos y tras haber carreado la partida finalmente en su pantalla la palabra "Victoria" logró que el idol soltara el mouse y se lanzara directamente a su cama donde en menos de cinco minutos cayó en un sueño profundo. No había dormido ni un poco desde el día anterior por no decir que tampoco había probado un alimento más allá del cereal sin leche porque la que había estaba caduca y no quería jugar con la suerte al bebérsela. Tampoco se había duchado y seguía con la pijama puesta, la misma que su novio le había regalado un par de meses atrás.

Una voz pronunciando su nombre lo sacó por completo de su sueño de belleza, Crookshanks sorprendentemente no tenía su pequeño trasero en la mejilla de Jin Young lo cual lo preocupó, se puso de pie rápidamente y salió de la oscuridad de su habitación directamente a la sala donde, para su sorpresa se encontraba Dong Min — ¿Llegaste hace mucho? — preguntó al mismo tiempo que avanzaba torpemente descalzo, tallándose los ojos irritados y aún bostezando — Lo siento, me desvelé jugando — se estiró y escuchó como sus huesos crujían señal de que se habían acomodado — ¿Vienes del trabajo? — se acercó a él un poco más despierto y depositó un beso en sus labios para después rodearlo con los brazos siendo interrumpido por un estómago que rugía exigiendo comida real.

Avergonzado se separó de su novio — Lo siento, pero tengo hambre — anunció lo obvio mientras bostezaba una vez más, mientras le tomaba de la muñeca y lo llevaba a la cocina donde se encontró a su pequeño gato felizmente comiendo — Mierda.. el gato — reaccionó demasiado tarde — No sé qué haría sin ti — sabía que era un irresponsable, pero obviamente no lo hacía a posta — ¿Qué tienes ahí? — preguntó alzando el brazo que sostenía, que tenía un bulto debajo de la manga.

La sonrisa que había aparecido en su rostro al escuchar los pasos de su novio se congeló en sus labios al verlo. Lo había olvidado. Había olvidado que habían quedado aún cuando habían pasado tanto tiempo sin verse, todo por estar jugando. No quería culparlo, así que decidió que no lo iba a hacer; Jin Young tenía demasiado trabajo y tenía que aprovechar su poco tiempo libre haciendo cosas que de verdad le gustaban. Él no podía ponerse quisquilloso o exigente, ya era suficiente con que el mayor quisiera tenerlo a su lado. La sonrisa honesta regresó a su expresión cuando sintió el beso en los labios y los brazos de su novio rodearlo. — No tiene mucho… Y sí. Perdón si huelo a perro — Dong Min regresó el breve abrazo y se dejó guiar a la cocina cuando el otro decidió buscar comida.

Un ligero gesto de dolor apareció en sus facciones al ser halado por la muñeca lastimada pero no dijo nada, simplemente se aseguró de volver a la normalidad cuando el dueño de la casa se giró a verlo. Soltó una pequeña risa al escuchar el comentario del gato, y después sintió como se llenaba de alegría nuevamente al escuchar el siguiente comentario — Probablemente ya estarías muerto a estas alturas — bromeó, tratando de no fruncir demasiado la nariz por la quemadura. — Pero en serio Jin Young, necesitas por lo menos salir a comprar víveres — añadió mirando un poco a su alrededor. La cocina lucía vacía, como si nadie viviera ahí. No quería ni imaginar cómo luciría el refrigerador.

No consiguió evitar el reflejo de halar su propio brazo contra él cuando su novio preguntó que tenía — No es nada — se apresuró a asegurar, deseando que su tono sonara como que le restaba importancia. Avanzó hasta donde había dejado la comida y comenzó a sacar envases de comida — No tuve tiempo de cocinar así que compré algo en ese restaurante del centro comercial — Esperaba de verdad que la comida distrajera a su novio. El sonido de su estómago momentos antes podía casi garantizarlo — kimchi jjigae, bibimbap y otros tantos…. Traje suficiente para cenar hoy  y para que no te mates de hambre el resto de la semana — mientras hablaba seguía sacando contenedor tras contenedor. Había gastado casi la mitad de su sueldo en esa comida, pero no importaba. Él lo valía.

Avanzó hasta donde sabía que estaban los platos y sacó un par —  ¿Qué tal estuvo la partida? — si la táctica A no funcionaba, sabía que esa otra serviría. Hablar de League of Legends siempre lo distraía.

Una sonrisa ladina se dibujó en su rostro — creo que de los dos el que debe tomar el baño debo ser yo — bromeó, no le molestaba en lo absoluto el olor a perro y aunque se lo había mencionado con anterioridad al menor, parecía que siempre se preocupaba demasiado por ello. Exhaló profundamente ante el comentario de su novio, sabía que tenía razón pero en pocas palabras él odiaba salir de casa si no era estrictamente necesario y eso obviamente no incluía la compra de víveres — No me gusta salir solo, lo sabes — se encogió de hombros intentando restarle importancia al asunto, pasando de ser el mayor, al menor dentro de la habitación — además no es como que pase demasiado tiempo aquí, sería una lástima que mucha comida se desperdiciara por mi ausencia — a pesar de tener veintidós años, tener un sueldo propio y dos trabajos que le llenaban los bolsillos bastante seguía visitando a sus padres pero no por no querer salir del nido, todo lo contrario, él quería libertad pero el recuerdo de su hermana y su necesidad de poder verla un día salir de su habitación como cuando eran niños lo retenía ahí, como un alma en pena que no puede cruzar al otro lado, Jin Young lo había hablado un millón de veces con su psicólogo y a pesar de todo seguía sin poder separarse de ello, no estaba listo para renunciar a su hermana, no aún.

Enarcó una ceja cuando la muñeca de su novio escapó de su agarre, le siguió con la mirada sin decir una sola palabra. Atento a sus acciones permaneció en silencio mordiendo su labio inferior intentando entender qué es lo que su novio ocultaba debajo de la manga larga de su camisa — ¿No crees que es demasiado? — preguntó sintiéndose automáticamente culpable — ¿Cuánto has gastado en esto? — se acercó a la mesa y tomó uno de los envases — Joder Dong Min, debo pagarte por esto — aseguró — bastante mal, hoy en día dejan que cualquier manco llegue al top 50 en clasificatorias  — hizo un puchero y avanzó hasta quedar detrás del menor, rodeándolo con los brazos — en otra situación estaría jodidamente satisfecho de que me preguntaras sobre mis partidas pero quiero saber qué tienes en el brazo — susurró en su oído mientras ponía más fuerza al agarre — y no pienso soltarte hasta que me digas — Jin Young podía ser lo más lejano a un ser humano productivamente activo, pero si algo lo caracterizaba era el hecho de que se preocupaba demasiado por aquellos que le importaban y obviamente su pequeño novio no iba a ser la excepción — ¿Y bien? ¿Me vas a obligar a quitarte la camisa? — bromeó, intentando cortar todo ambiente de tensión que pudiera haberse formado.

Mordió su labio inferior con fuerza al escucharlo hablar. Desde que se habían conocido Dong Min se había sentido preocupado por lo poco que Jin Young salía de su casa, y tras saber los motivos tras esa falta de movilidad se preocupaba aún más. Pensó muy bien qué era lo que podía decir, pero nada le parecía correcto. No podía decirle que él lo acompañaría a comprar los víveres porque todo se complicaría si se les veía siendo todos domésticos en público; además no quería hacerlo pensar que lo estaba presionando para que hiciera pública su relación (que sí, era algo que quería, pero no lo obligaría a hacerlo ni en un millón de años). Tampoco sentía correcto sacar a colación el tema de sus padres o terapia, mucho menos a Soo Young. Aún así no quería quedarse callado por lo que murmuró en voz muy baja — Si sales podrías encontrarla — se sintió tan culpable de mencionarla que mordió el labio el labio con más fuerza al terminar de hablar, así volvió a girarse a verlo y le dedicó una gran sonrisa — Puedes pedir enlatados a domicilio, esos no caducan en una semana y hay de todo… O podemos ir a una tienda 24 horas bien entrada la madrugada, así no hay peligro de que alguien nos vea — Eran buenas opciones, incluso podían hacerlo ese mismo día.


Negó rápido con la cabeza cuando su novio dijo que pagaría — Tenía cupones, así que no gasté casi nada. No es ningún problema, de verdad. — Era una pequeña mentirita blanca de la que el mayor no tenía de qué enterarse. Aún después de todo ese tiempo le preocupaba que Jin Young podía llegar a pensar de que solamente estaba con él por su dinero.


Una sonrisa grande apareció en su rostro al sentir la calidez de su novio contra él y, más todavía, al escucharlo hablar justo junto a su oído. A diferencia de Dong Min, él no era de los que mostraban gran afecto físico, por lo que el menor siempre disfrutaba momentos como ese. O lo hacía cuando no eran sucias trampas diseñadas para hacerlo hablar. Que su sonrisa desapareció por unos instantes en ese mismo momento está implícito — ¿No puedes solo hablar de juegos, comer y verte lindo? —preguntó en un murmullo mientras dejaba los platos sobre la encimera y se recargaba un poco en el pecho de su novio. Al escuchar la última parte la sonrisa volvió a sus labios y se giró para estar de frente a él — ¿Y quién dijo que quiero que me sueltes? — la pregunta fue acompañada por una ceja enarcada. Como para marcar un punto, Dong Min se apegó más al cuerpo de su novio y colocó ambas manos en su pecho. — Sabes que siempre te voy a apoyar en todo… Pero aún con la pierna lastimada, no podrías obligarme a quitarme la camisa. O a hacer nada que no quiera — abrazó a su novio pasando los brazos por sobre sus hombros y - agachándose un poco - recargó la barbilla sobre su propio brazo. — Aunque si fuera con otras intenciones me lo pensaría... — al terminar de hablar no pudo evitar soltar una ligera risa. Siempre había respetado los límites de su novio, pero de vez en cuando no podía evitar hacer comentarios como ese. De verdad esperaba que eso fuera suficiente para distraerlo en esa ocasión. Ni él sabía bien porqué estaba tan empeñado en ocultar la herida.